La mirada prohibida
Grecia posee infinidad de seres míticos y anecdóticos. Del que os hablaremos hoy seguramente tengas constancia de su existencia. Con sólo tres palabras sabrías reconocerlo: ojos, piedra, serpientes. ¿Lo tienes claro?
¡Sí! Es Medusa. Se trata de un ser protector (la palabra «Médousa» significa «Guardiana») y, en la mayoría de casos peligroso, capaz de petrificar a cualquiera con su mirada. Otro nombre por el que se la conoce es Gorgona, y su hábitat principal es próximo a las inmediaciones de la tierra de los muertos.
Se han contado cientos de historias con las que se representa su muerte, pero la más fiel a la mitología original griega es la siguiente (coged aire):
- Poseidón conoce a Medusa y queda totalmente deslumbrado con su belleza.
- Se enamoran en el templo de Atenea, acto que enfada a la dicha Atenea.
- Afrodita también se siente celosa de su belleza y convierte su pelo en serpientes.
- Medusa es desterrada a vivir en las tierras hiperbóreas para no perturbar a las demás diosas.
- ¡Sorpresa! Medusa se quedó embarazada de Poseidón.
- Atenea, rebosante de rencor, manda a Perseo a que la mate. Fin.
La pobre Medusa murió decapitada. Su cabeza la utilizaron posteriormente tanto Atenea como Perseo en múltiples batallas, ya que era un arma implacable.
Siempre la hemos visto representada como una villana, con apariencia terrorífica. Con esta entrada esperamos haberos mostrado su historia con una perspectiva totalmente diferente. No hay que prejuzgar a nadie sólo por su aspecto; es la moraleja más relevante que hemos podido aprender hoy.
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